Proyectos y sus preparativos (con Tom Bolger)

Proyecto...
Creo firmemente que elegir cuidadosamente tu proyecto es la parte más importante, hay miles de caminos pero puede que sólo haya unos pocos que te inspiren lo suficiente como para dedicarte a mejorar tu rendimiento físico y mental.
Aquí tengo mis criterios personales y por supuesto son diferentes para cada uno, a algunos les gustan las rutas cortas o las rutas empinadas, las losas o las líneas de fisuras, la escalada vertical fina o los techos locos en los bolsillos…
Lo que quiero decir aquí es que no debes elegir un proyecto solo por la valoración de la guía, date la experiencia de llegar al acantilado y sin mirar la guía, buscar primero las líneas que más te inspiran, aquellas que te dan ganas de escalarlas.
Una vez que encuentres la linea que te inspira el resto es fácil jeje.
Me gustaría dividir la preparación en dos partes, preparación física y preparación mental.
Primero analiza físicamente la ruta, haz un mapa de la ruta dibujando las secuencias y toma notas de los movimientos cruciales.
Estas notas te serán muy útiles para recordar rutas si no puedes volver al proyecto durante un tiempo o para poder construir réplicas en el rocódromo.
Trabajo en el número de movimientos de la ruta, el tipo de agarres que implica, ya sean regletas, pinzas o slopers.
De esta manera podrás desarrollar un plan de entrenamiento específico para el proyecto, adaptarlo con réplicas de las secuencias cruciales y centrarte en las debilidades que te están frenando.
La parte mental es realmente interesante para el proyecto, en definitiva el proyecto se trata de llevarnos al límite, aprender y progresar, pero también nos lleva al fracaso.
Creo que sentirse cómodo con la idea de que cuanto más fracasas, más cerca estás del éxito es esencial para prepararse mentalmente para intentar un camino que está en su límite absoluto.
En los proyectos pasamos la mayor parte del tiempo cayéndonos, trabajando en movimientos, etc.
Creo que para tener éxito en proyectos a largo plazo, hay que disfrutar el proceso, sentirse cómodo con el fracaso y estar abierto a aprender y mejorar, ser consciente de por qué se fracasa y tener la capacidad de entender a qué se debe dedicar tiempo para mejorar en el proyecto.

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